Opinión

Vox Populi (Antonio Sánchez Martín)

«No son los partidos, sino estos partidos. Sabemos que hoy los políticos y los partidos representan para los españoles uno de los principales problemas sociales. Los datos de Metroscopia atestiguan que el profundo descrédito de los partidos guarda relación con la búsqueda del poder a toda costa, la bronca permanente entre ellos, su incapacidad de pactar y su desprecio, al menos en apariencia, por las opiniones de la ciudadanía. Pero al mismo tiempo, y según los datos publicados, los españoles tienen claro que sin partidos no puede haber democracia y que éstos son necesarios para defender los intereses sociales. Aún así, la crisis económica y el descrédito político no han mermado la identificación de los españoles con la democracia ni la convicción de que es preferible a cualquier otra forma de gobierno (lo afirma un 80%). Lo que está en crisis no es el sistema, sino la forma en que lo usan los partidos. Esto explica el amplio respaldo a movimientos como el 15-M, que no plantean un cambio de sistema, sino que la actual democracia funcione como debería.

Esta fidelidad ciudadana al sistema democrático de partidos encuentra reflejo en tres datos: Una mayoría del 70% desea la aparición de nuevos partidos, perdida ya la esperanza de que los actuales logren regenerarse y funcionar de forma distinta a como lo están haciendo. También siete de cada diez españoles creen que lo mejor que pueden hacer movimientos como el 15-M o la PAH es constituirse en formaciones políticas y disputar los votos a los partidos, ya que se muestran más sensibles al sentir ciudadano y apuestan por una democracia más abierta y participativa. Y en tercer lugar, los españoles se declaran a favor de una reforma electoral que permita a los partidos minoritarios un reparto de escaños proporcional a los votos obtenidos, lo que provocaría un cambio en nuestra escena política y daría la razón a ese 74 % de ciudadanos que consideran necesario acabar con el bipartidismo dando mayor protagonismo a formaciones como UPyD e IU». Del artículo de J. J. Toharia, catedrático de Sociología y Presidente de Metroscopia (Publicado por elpais.com el 2/6/2013)

La encuesta avala lo que vengo diciendo desde esta tribuna de opinión: Que los españoles están hartos del monopolio de los grandes partidos y apuestan por dar protagonismo a nuevas formaciones. Ese bipartidismo asfixiante ha regido la política española desde la Transición, alcanzando su máximo en 2008, cuando entre PSOE y PP acumularon el 84% del total de los sufragios y el 92% de los escaños del Congreso. Sería iluso pensar que la regeneración puede venir de las mismas manos de quienes durante treinta y cinco años abusaron de la democracia y usaron la política para colocar a familiares, amigos y ex políticos que perdieron el cargo. Las candidaturas las designan “ejecutivas” que dictan a dedo los componentes de las listas, y como se sabe que “el que se mueve no sale en la foto”, lo que a menudo se ofrece a los votantes es un conjunto de sicarios políticos al servicio de los intereses del partido y de sus dirigentes.

Llevo años reclamando listas abiertas (-hoy es un clamor-) para evitar que en nuestras instituciones haya “tontos con poder” a los que sus jefes colocan en puestos de responsabilidad para tener cubiertas las espaldas, para que callen y miren para otro lado cuando alguien desliza un sobre en sus bolsillos, o simplemente para que desde una mal entendida “disciplina de voto” se conviertan en meros “siseñores” parlamentarios que voten en bloque y sin discutir los asuntos del debate.

Sin duda, conforme se acerquen las elecciones llegarán promesas de que todo mejorará y el propósito de los principales partidos de ser más “democráticos” en su proceder interno, pero las encuestas demuestran que los ciudadanos estamos hartos de mentiras y promesas incumplidas. En tiempos de ZP, España jugaba en la Champions de la economía europea y nuestros bancos eran los más saneados del continente. Luego, un rescate bancario de cuarenta mil millones demostró la ignorancia de un Presidente al que pretendieron explicar economía en tan sólo dos tardes. Y hasta ayer, -como quien dice-, Rajoy aseguraba que no tocaría las pensiones, la sanidad ni la educación, y hoy pretende justificar sus decisiones con diez millones de votos que jamás apoyaron sus recortes. Y como nadie nos asegura que no nos sigan mintiendo por tal de mantenerse en el poder, y porque es imposible e impensable que esos mismos partidos sean los que regeneren la democracia, los ciudadanos tenemos la obligación ética y moral de poner punto y final a ese uso ilegítimo del poder, y no se me ocurre mejor forma que votando otras alternativas políticas que den paso a gobiernos de coalición para acabar así con los abusos del bipartidismo y de sus mayorías absolutas.


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