Entrevistas

Mª Pilar Agudo, montañera: “Estamos hartas de escuchar que la presencia de una mujer desmerece una expedición”

Con el Ama Dablam al fondo.
Con el Ama Dablam al fondo.
Con el Ama Dablam al fondo.

María Pilar Agudo vive en Ronda y  trabaja como profesora de Educación Física en el Instituto de Alcalá del Valle, trabajo que simultanea con el de guía de montaña en distintos recodos del mundo. Un intenso curriculum deportivo es la base de su actividad. Compitió en natación y ciclismo  llegando al deporte de alto rendimiento en distintos equipos femeninos  y clasificándose incluso para una Copa del Mundo. Actualmente compite en carreras por montaña y triatlón, aunque su dedicación principal es la montaña.

¿Puede hacer un breve resumen de sus principales logros alpinísticos hasta el momento? ¿La primera gran ascensión y la más satisfactoria?
El primer intento serio fue al Aconcagua (7.000m) en 2002 pero no hicimos cumbre por falta de experiencia. La primera ascensión completa a una montaña de libro fue al Mont Blanc en 2.003. Luego hice cosillas en Perú, Marruecos, Slovenia, mucho en los Alpes, me siento orgullosa de la escalada en hielo de Cascades du Diable en Ecrins, Francia… En 2009 llegué a la cumbre del Khan Tengri (7.000m) en Kazajstan, por su vía Norte: mi escalada mas dificil, comprometida, dura y deportivamente la mas satisfactoria. Otras montañas quizás no tengan el mismo componente técnico, pero sus componentes de exploración, resolución, conocimiento geográfico, organización… las convierten en complicadas y divertidas. Es el caso del Margarita (5.200m), entre Uganda y Congo, donde cruzamos la selva de mano de cuatro locales, que fueron el verdadero peligro, o el Damavand, en Irán, donde hasta el campo I no puede quitarme el chador, que se enredaba en los crampones. Tengo un recuerdo precioso del Ararat, en Turquía, montaña sin componente técnico, pero en un entorno mágico.

¿Qué es lo que mejor guarda en la memoria?
Uf, lo tengo en la memoria y el corazón: hace unos meses vine de Nepal, de la zona del Khumbu. Tres españoles escalamos Lobuje Peak (6.200mts), de una dificultad media. Equipamos nuestra propia vía, fuimos un buen equipo y nos salió bien, demasiado rápido. No me apetecía bajar así me quedé sola dando vueltas por aquellos valles entre Nepal y Tibet, crucé glaciares, pasé por las bases del Everest, el Pumori, el Ama Dablam, Makalu, etcétera, y subí otras montañas que podía hacer en solitario. Disfruté muchísimo y ahora mismo no sabría decir qué me gustó más, si escalar la montaña técnica o dar vueltas en solitario por aquel paraíso. Aún lo disfruto cada día.

¿El montañismo es un deporte?
Sí, es un deporte, puedes hacer senderismo por el campo o montañismo de alto rendimiento haciendo locuras en la roca o el hielo. Soy partidaria de todas las variedades. El alpinismo tiene la peculiaridad de que no tiene retirada, no puedes  decir “me voy a mi casa que tengo frío” o al terminar la jornada ducharte con agua calentita y acostarte en sábanas limpitas. Nada de eso , cuando al fin llegas al objetivo del día, por ejemplo el campo de altura, debes cavar en la nieve y montar la tienda, hacer agua, cocinarte algo en un mini infiernillo que se tambalea entre trozos de hielo, cuerdas, hierros, botas y pies, y sabiendo que aún te quedan unas semanas así. Pero enseguida te acostumbras y te parece normal.

Lo que sí es seguro es que es peligroso. ¿Se siente ese miedo antes y durante la escalada de una gran montaña o puede más el deseo de superarla?
El miedo… no conviene tener miedo, así que hay que  mentalizarse tiempo antes. Concentrarse para no tener miedo, ni frío, ni hambre, ni cansancio, ni enfadarse, ni ponerse a llorar en mitad de la pared. Hay que respirar hondo constantemente. Y no hace falta meterse en una gran montaña para estar al límite. Yo aquí, escalando en Grazalema muchas

“El apoyo económico es escaso, para la élite, para los aficionados es casi imposible”

veces tengo miedo. Lo que sí existe siempre en el alpinismo es una tensión constante porque sabes que cualquier error o descuido puede ser determinante. Son muchos los factores amenazantes, algunos controlables y otros no: mal de altura, dificultad técnica, congelaciones, deshidratación, fatiga, aludes, caídas, desprendimientos… Es un constante estrés.

¿Has vivido alguna situación límite?
Sí, un alud el año pasado en los Alpes haciendo esquí de travesía. También, en un viaje en la selva me fracturé el peroné y tardé 5 días en llegar a la civilización, y otras cosas que no puedo contar porque esto lo leerá la familia. Pero creo que lo más peligroso que he hecho en mi vida ha sido viajar en los buses y taxis del África profunda, así que no vamos a condenar el alpinismo como lo más peligroso.

¿Algún ídolo o ejemplo a seguir?
Admiro a esas expedicionarias de principios de siglo que enfrentándose a su familia y su sociedad se adentraban en lugares de donde ni existían mapas: Alexandra David Neel, Amy Jhonson, Mary Kingsley…  Me gustaría tener su valor. ¿Un ejemplo actual? me gustaría hacer lo que esas supermujeres  y superhombres que abren nuevas vías en paredes y montañas de dificultad y sobreviven.

Alguna anécdota curiosa que recuerdes
Curioso fue al cruzar el M´Goun en Marruecos encontrar gente que llevaba meses sin ver a nadie. Nos dieron de comer pero  no querían dinero, sino jabón y pastillas para el dolor. Se comieron toda la caja de aspirinas del tirón. O encontrar en Africa gente que nunca había visto a un blanco, los niños huían, pensaban que estábamos endemoniados. O que un negro de 2×2 te tire los tejos en un chambao a 5.000 metros de altura en la frontera del Congo, que ahora me parece gracioso pero entonces contuve el aliento. Y mil mas, se me ocurren mil mas.

¿Cómo se vive una expedición a una montaña? Preparativos, viajes…
Eso es divertidísimo: primero piensas en algo posible técnica y económicamente, luego buscas gente compatible en el aspecto personal y deportivo, que es lo más difícil. Y si no lo encuentras puedes recurrir a una expedición ya pensada y te sumas a ella. Una vez elegido el objetivo y el equipo te estudias la montaña, la vía, la aclimatación, campos de altura… Eliges lo que vas a hacer, planteas una estrategia (que nunca se cumple) y organizas el transporte, la logística, el material… Normalmente recurres a alguna agencia que te busque porteadores, mulas, permisos, acceso al campo base, etcétera. Una expedición se disfruta intensamente con los preparativos meses antes, durante el tiempo en montaña cuando más y después cuando lo recuerdas y lo cuentas: me encanta contar y compartir estas experiencias con la familia, mis alumnos, mis amigos…

¿Hay machismo en este deporte?
Estamos hartas de hombres de la prensa, la política y el deporte, del entorno montañero principalmente, que  piensan que el hecho de que una mujer forme parte del equipo desmerece la expedición o creen que somos un lastre. En este mundillo hay mucho “figurín” vestido de alpinista. Con frecuencia oigo: “si ha ido una mujer no será tan difícil” o “a ella la subieron sus compañeros”. Tras toda la vida tratando con gente así creo que el problema real es el miedo a verse superados por una mujer. Con este punto de vista las mujeres lo tenemos mas dificil para encontrar compañeros. Pero no quiero demonizar a los hombres, afortunadamente no son todos y cada día encuentro gente buena, solidaria, que comparte y respeta  por igual y me siento muy orgullosa de las mujeres y hombres que disfrutan la montaña conmigo.

¿Qué es más costoso a día de hoy, escalar o lograr apoyos económicos que te faciliten poder llevar a cabo el reto deseado?
El apoyo económico es escaso para nosotros, lo es incluso para la élite, así que en lugar de ahorrar para comprar  una casa ahorramos para ir al monte. Escalar lejos es costoso económicamente, pero no es un esfuerzo, es un placer.

¿Se ha notado también la crisis en el mundo del montañismo?
La crisis en el alpinismo se nota en que hay menos españoles en Nepal y más en Pirineos, en que ‘Al Filo’ no hace las expediciones espectaculares de antes, en que no hay marcas patrocinadoras ni actividades promocionales…

Se habla mucho también del exceso de gente que se está apuntando a subir altas montañas, algunos a golpe de talonario y sin conocimientos. ¿Qué opinión tienes al respecto? ¿Crees que hay que establecer restricciones?
Se habla, los montañeros dicen… Es que a la gente le gusta más hablar que escalar. A mí me parece estupendo que cada cual escale a su manera, si no tienes ganas de hacerlo todo o no puedes tú sola, pues que alguien te ayude. Además, hay montañas solo posibles con una organización de ese tipo. Forma parte de la evolución de este deporte. Está de moda criticar las expediciones comerciales que mueven gente inexperta que paga por ciertos servicios.

“Mi gran proyecto es descubrir una montaña virgen y crearle una vía bonita…”

Estas expediciones son la única fuente de ingresos de muchas regiones, generan riqueza y puestos de trabajo estable. Nadie critica a quien contrata una expedición al desierto, a la selva o un viaje organizado a Canarias, que es mucho mas fácil hacer por tu cuenta. Y no olvidemos que aunque  faciliten el trabajo hay que escalar, pasar frío, estar a mil metros de altura, subir y bajar… Así que  los que desprecian ese trabajo es que evidentemente nunca lo han probado. Y en cuanto a las restricciones, ¿cómo vamos a poner restricciones a la montaña? ¿Quién tiene potestad para determinar cuál es la opción correcta?

¿Qué cualidades se necesita para lograr ascender cumbres tan elevadas? Físico, aspecto mental, saber sufrir…
Para escalar una gran montaña hay que estar motivada y lo demás viene solo. Hace falta entrenar. Para los que hacemos deporte es una placentera forma de vida y si no lo hacemos nos ponemos malos. Eso quiere decir que todos los días corres x kilómetros o sales con la bici unas pocas horas, los fines de semana te vas a la nieve o la roca…. Así preparas también la capacidad de esfuerzo y la voluntad. Los aspectos mentales son los más exigentes y nunca se habla de ellos. En una expedición donde no hay retirada rápida, el ambiente es hostil, te duele todo, llevas tiempo sin saber de tu familia, los compañeros también van al límite… Escalando eres feliz con concentración y capacidad de abstracción pero los  momentos de no hacer nada para descansar y las largas noches sin dormir son corrosivos. Autocontrol y templanza son las cualidades que considero imprescindibles.

¿Qué se siente al alcanzar una gran cima y, después, al finalizar el objetivo?
Esta pregunta es complicada porque tengo muy claro lo que se siente pero con palabras es imposible transmitirlo. No solo en la cima sino en cualquier montaña grande o chica, caminando, escalando, sintiendo el aire frío en la cara, mirando, pensando y existiendo allí se siente emoción, felicidad y plenitud. Sientes que estás en tu sitio, que quieres ese lugar, ese cielo, esas montañas, y te dan ganas de revolcarte en la nieve y mezclarte con la tierra. Es un sentimiento de amor pasional. Y luego, al bajar siempre hay un momento especial cuando llamo a mi madre para contarle entre sollozos que estoy entera y con el objetivo conseguido. Cuando me reencuentro con mi familia y mis amigos, que me siguen los pasos y me esperan impacientes, es precioso compartirlo con ellos y hacerles llegar el privilegio de escalar montañas. Me gustaría que todo el mundo gozara esas sensaciones intensas y plenas y quiero llevármelos conmigo. El Himalaya y las grandes cumbres son exquisitas y aportan momentos sublimes pero reconozco que  esas sensaciones también las tengo corriendo por nuestra sierra o rodando con la bici en un precioso amanecer.

¿Próximo gran proyecto que se esté planteando?
Cada fin de semana me planteo un proyecto diferente que vivo tambien al cien por cien, pero si tengo que decir alguno más especial, para este verano preparaba un ochomil en el Karakorum, en Pakistán,  pero tuve un accidente hace tres meses y aún estoy regular. Así que lo dejaré para el año que viene. Es ambicioso pero quiero probarlo ya. Y para este año, a ver si me da tiempo a hacer algo en la Cordillera Blanca de Perú, que es menos exigente. Aunque mi gran objetivo siempre ha sido investigar una montaña virgen, descubrirla, crearle una via bonita y escalarla. Tendría que cambiar de vida por un tiempo, pero llegará.


2 comentarios en “Mª Pilar Agudo, montañera: “Estamos hartas de escuchar que la presencia de una mujer desmerece una expedición”

  1. Anonimo

    Ella es mi maestra de E.F es la mejor, aunque me haya puesto una nota en la agenda! Te apoyo maestra!

  2. Raquel G.

    Ole mi Pilar!!!!!!!! Me alegra mucho saber de ti. Muakkkk

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