Opinión

Lepra política (Manuel García Hidalgo)

Después de una vida de sufrimiento de lo que se queja casi todo el mundo, llegamos a comprender que el dolor no es el enemigo que las culturas occidentales han pensado, sino un sofisticado sistema biológico que nos previene del daño y nos protege. El dolor es el estímulo por el cual se pone en funcionamiento la maquinaria de defensa contra el cuerpo que lo produce. Es una experiencia sensorial (objetiva) y emocional (subjetiva), generalmente desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso. Es una experiencia asociada a una lesión real o expresada como si ésta existiera. Para resumir podríamos decir que cuando no hay dolor, no hay alerta.

La lepra es una enfermedad producida por falta de sensibilidad en el paciente por cuyo motivo a los enfermos se le cae su cuerpo a trozos y no es que se le desgarren partes como se piensa popularmente, sino que causa insensibilidad al enfermo haciendo que los leprosos se mutilen solos. En lo que coinciden todos los dolientes es que ven sus manos y sus pies, pero de alguna manera no la sienten como una parte de su cuerpo, los sienten tan solo como herramientas. Eso es exactamente lo que le está pasando a esta sociedad actual. Estamos en manos de gente a los que no le duele la desolación y estrago soportados a causa de la exacerbada promoción del individualismo que actúa como anestesia frente al dolor del otro, en contra de la natural empatía que sentimos por el dolor ajeno. Ante la incapacidad de nuestros políticos para la autocrítica es evidente que la crisis no tiene solución administrativa. Aquí cada cual riega su huerto y lo importante es mantener su escaño, su dirección general, su alcaldía, su fortuna y su estrella. Las cajas de ahorros y montes de piedad tiene de todo menos piedad con los más desfavorecidos que son precisamente los que necesitan favores. Todos los conceptos están tergiversados incluidos los de pueblo y estado. Resulta que el concepto estado aparece como una forma necesaria para administrar la armonía del pueblo y lograr la felicidad de los ciudadanos. Actualmente en España solo se habla de estado y el ciudadano ha dejado de importar se habla de miles de millones de euros pero hay cada vez más y más gente que no tiene ni para comprar pan, el dinero está en cajas pero no hay nada en los bolsillos. El régimen creado del bienestar es un invento, según el uso vigente, creado para obtener votos mediante la ofrenda y dádivas con el reparto generoso de la abundancia, pero como ya no hay abundancia ni nada que repartir, no hay disyuntiva, y lo que era obsequiar y repartir, se ha convertido en recaudar y recaudar porque no hay manera de seguir dando lo que no se tiene y gastando lo que no se gana. Rastrear en bolsillos vacíos sigue siendo un entretenimiento que no nos llevará a ningún sitio sino a hundir a España más de lo que está y dar trabajo a los notarios haciendo poderes para pleitos en vez de escrituras de compraventa. Hay detrás del sistema creado un ensamblaje neuronal entre los líderes demagogos y sus fieles-adeptos hacia la emisión de conductas de acercamiento por el precio de 420 euros, ahora lo han subido a 460, que activan sus sentidos para percibir lo que quieren oír e interpretar empatizando con solo mirarse, hecho que nos ha llevado a donde estamos. Una ayuda es suficiente cuando se trate de lo que es, una ayuda, pero nunca será lo idóneo para pagar lo que con ella no alcance a pagarse, despojos de un esplendor que hemos vivido y aún muchos, muchísimos de los que mandan quieren seguir viviendo. Lo que hace falta en España es dinero para que haya en los bolsillos de la gente no importa cuanto pero dinero, porque sin nada, por poco que se tenga, todo es mucho. De los cursos de formación para el empleo con largas colas en la puerta de CC.OO. ya estamos bien porque todos los licenciados se están marchando y los emprendedores no necesitan cursos sino medios.


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