Opinión

Estoy regular gracias a Dios (Manuel García Hidalgo)

Hay muchas maneras de expresar las mismas cosas dependiendo claro de qué manera se hayan visto,  la vida misma  a resultas  para cada cual es sencillamente la manera en que  la  haya respirado y  sentido. Mucha gente mayor cuando cuenta la vida que ha vivido se alivia y distrae mucho en contar penas pensando que cualquier tiempo pasado fue peor, desdiciendo al poeta  Jorge Manrique en las coplas a la muerte de su padre en las que poetizaba  lo contrario. Somos muchos los que por estar regular damos las gracias a Dios, quizás porque con este adjetivo, decimos o abarcamos más circunstancias  y expresamos mejor determinadas situaciones, es obvio que lo de bien, mal o regular son distintas formas de sentir quizás la misma cosa.   Hoy mismo  he oído una vez más de voz  de un amigo  que el humor es cosa de gente inteligente, todo el mundo tiene su gracia, pero si partimos de  que el humor encaja en  la forma de presentar una realidad, resultará que cuantas más maneras haya a la hora de escenificarla  o verla, ayudado del ingenio, la ocurrencia, la chispa y la alegría, mayor  rendimiento se podrá obtener. El resultado será tanto mejor cuanto mayor sea  el  conocimiento que   tengamos de las cosas y con más perspectivas lo podamos presentar. Aunque conocimiento no es igual a  inteligencia,  sí, por lo dicho puede parecer lo mismo, según desde el  punto en que se mire y sobre todo quién lo mire.

Cuando  queremos información  de  alguien, investigamos en su entorno más que debajo de la chaqueta que lleva puesta. ¿Dónde vive?, ¿de donde viene?, ¿donde ha nacido?, ¿en qué lugar  trabaja?, ¿de qué familia es?. Y sobre todo ¿qué sabe hacer?, y a qué dedica su tiempo    La respuesta a esta ultima pregunta es la que nos lo identificará mejor  o por lo menos nos proporcionará datos que más nos interesan, concluyendo con ello que su  entorno nos da información extraordinariamente importante  para los fines que se pretenden, es como si el contexto definiera plenamente la  ideas, o mejor,  las cosas hay que entenderlas en su trama y ambiente.  Está claro que una entrevista de trabajo prima lo bueno que parezcas mucho más que lo bueno que seas. El humor  negro es el que brota al contemplar cosas que suscitarán emociones distintas según desde la perspectiva que se observen, no necesariamente será risa, también, alteración, emoción, inquietud, etc.  Coloquialmente se dice que alguien cambia totalmente cuando se le saca de sus casillas.

Una experiencia  llevada a cabo por el Washington post para investigar la percepción  y prioridades de la gente  tuvo lugar en el metro de de Washington DC. Un violinistas en una fría mañana de enero del 2007 tocó el violín en los andenes del metro durante 45 minutos en hora punta con el metro abarrotado, interpretaba obras se Schubert,  Bach y otros,  mientras pedía colaboración  con una canastilla en el suelo. La gente a penas le prestaban atención y solo unas 7 personas de las mil que pasaron delante de él, se detuvieron unos instantes para oírlo.  Se trataba del famoso violinista Joshua Bell quien actuaría dos días después en el teatro de Boston  y  para cuya actuación se habían agotado ya las entradas  rondando su precio los 100 Dólares.

Tocaba un Violín Stradivarius del 1750 valorado en 3.5 mill. $, y su recaudación en el metro fueron 32 dólares.

Si nos paramos a valorar este hecho en estas circunstancias  nos daremos cuenta de la  importancia que tiene el escenario de las cosas, que no es como podría pensarse únicamente una parte del teatro construida  para hacer representaciones, sino el lugar donde ocurre cualquier suceso, pero especialmente es el conjunto de circunstancia que rodean a las personas, los acontecimientos  y las cosas.   Mucho más llevadera será la vida para aquellos que sepan ver de fuera su propio escenario que aunque es solamente conceptual y no tiene peso alguno, si lo llevamos a cuesta por donde quiera que vamos.

La meta-cognición   es la regulación de nuestros propios conocimientos  y procesos mentales,  que liando el ovillo podríamos decir en síntesis que es el conocimiento  que tenemos  de lo que nosotros mismos sabemos o el grado de conciencia que tenemos de ello.  Es como si nos pudiéramos ver así mismos fuera de nuestro caparazón en un escenario, aunque para esto hay que estar preparado y hacer un esfuerzo mental sin estar seguros que conseguiremos dicho propósito, ya se sabe,  es más fácil ver la mota en el ojo ajena que la viga en el propio.  Un hecho anecdótico ilustra este contenido y es el de dos que se encuentran y se miran recíprocamente como queriéndose reconocer, uno le dice al otro: Oiga, su cara me suena, parece que la he visto en otro sitio. –El otro responde: Pues no, será otro porque yo siempre la llevo en el mismo sitio.

 


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