Opinión

El Espíritu de Ermua, hoy (Jose J. Morales)

Se han cumplido esta semana 15 años de la muerte del concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco. La tarde del 10 de Julio de 1997, el joven político de 29 años fue secuestrado y posteriormente asesinado cobardemente por los pistoleros sin escrúpulos de la banda terrorista ETA 48 horas después.

Recordamos ahora con admiración, el levantamiento social que aquel trágico suceso supuso, plasmado en el llamado ‘Espíritu de Ermua’, con el que sociedad y políticos se unieron todos a una en un grito a favor de la libertad y contra el terrorismo.

Desde entonces las cosas han cambiado. La relativa victoria contra ETA reflejada en el “cese definitivo de su actividad armada” del pasado 20 Octubre, no nos engañemos, no es consecuencia de nuestra unidad, es fruto de la buena labor de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad. La sociedad en su conjunto, ha de tener más protagonismo en la vida política y no limitarnos a ser meros espectadores y en ocasiones incluso piedras en el camino del progreso.

La divergencia de opinión enriquece, por supuesto, de hecho son la discrepancia y el diálogo dos de los pilares fundamentales sobre los que se cimenta nuestro actual estado de derecho. Pero incluso en posturas que se encuentren en las antípodas ideológicas, deberíamos ser capaces de encontrar puntos de convergencia que nos ayuden a cambiar esta situación adversa, que invade casi todos los aspectos de nuestro ordinario discurrir.

Desgraciadamente, no estamos cerca de hacer realidad este hecho. Como ejemplo, el partido que más representación obtuvo en el Congreso en las pasadas elecciones generales en el País Vasco, Amaiur, se niega, 15 años después, a condenar el asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Esta negativa por parte del grupo parlamentario abertzale, nos muestra que no es sólo cuestión de políticos, como solemos escurrir el bulto los ciudadanos, pues los votantes que optaban por Amaiur, sabían lo que elegían, por tanto es reflejo de lo que piensa parte de la ciudadanía vasca, en este caso.

Demos ejemplo a nuestros representantes, unámonos en un nuevo ‘Espíritu de Ermua’ para lograr el bien común, ya sea en materia antiterrorista o de progreso, la cuestión está en concienciarnos; en ser nosotros los que demos un primer paso de unión en pro de salir de esta situación que nos abruma sobremanera y contra la que tanto clamamos.


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