Opinión

Un golpe en la mesa (Antonio Sánchez Martín)

Parece que existe unanimidad a la hora de calificar como un “disparate” mayúsculo la intención del Consejo General del Poder Judicial de suprimir el Partido Judicial de Ronda. Siempre se ha dicho que el papel es muy sufrido y los responsables de tal pretensión puede que sepan situar a Ronda en el mapa, e incluso puede que al ser altos cargos hayan asistido de gorra a alguna Goyesca, pero sospecho que poco más, y que su visita a Ronda no habrá ido más allá de una tarde o, como suele ser habitual, simplemente hayan subido un día desde la costa a visitarla.

Lo digo porque su propuesta demuestra un desconocimiento palmario de la Serranía de Ronda y de la peculiar orografía de esta comarca. Por cierto, que Málaga es la provincia más montañosa de España, aunque no siempre se repara en ello por tener costa, y desde Madrid los responsables del Ministerio de Justicia deben pensar que en las provincias del litoral todo es playa. Así, sobre el plano, -ya digo-, no hay cuestas ni se aprecian claramente las curvas de nuestras carreteras.

Pretender incluir a Ronda dentro del ámbito judicial de Antequera supondría, por ejemplo, obligar a un ciudadano de la Estación de Gaucín, -uno de puntos más recónditos de la Serranía rondeña-, a desplazarse 140 Kms. para atender cualquier trámite judicial, con el consiguiente perjuicio para su tiempo y su dinero. El disparate es comparable a pretender suprimir también el Partido Judicial de Huelva e incluirlo en el de Sevilla, aprovechando de que la ciudad onubense está tan sólo a 96 Kms. de la capital andaluza y por autovía.

Pero, por disparatada que parezca, la propuesta tiene el enorme peligro de que estas decisiones, -como digo-, se toman en Madrid sobre la mesa de un despacho y por personas que probablemente desconozcan las limitaciones que presenta la orografía de nuestra comarca y sus deficientes infraestructuras. Ya estamos tardando en invitar al ministro Gallardón, -ultimo responsable político de la decisión-, para darle una vueltecita por la Serranía de Ronda e invitarle a comer en el Colmenar, -la mencionada Estación de Gaucín, que por cierto es de Cortes de la Frontera-; pero por Dios que no se les ocurra a nuestra autoridades invitarle a comer en el Tragabuches ni en el Pedro Romero por tal de quedar bien y hacerle la pelota, porque se trata de que el Sr. Ministro conozca por sí mismo el recorrido que su ministerio pretende que hagan esos ciudadanos cada vez que tengan que discutir asuntos de justicia o simplemente acudir al registro civil.

Bromas aparte, creo que nuestras autoridades deben oponerse con toda firmeza ante tal disparate, y esa firmeza puede que tenga que ir más allá, me temo, de un simple “informe técnico, económico y de impacto social”. Eso nunca está de más, pero puede resultar insuficiente, porque papeles en Madrid no van a faltar y al igual que Ronda los presentarán todos ayuntamientos de España que ven amenazada su cabecera como partidos judiciales, y entre tantos informes los nuestros pueden acabar entremedio de la pila de papeles que se junten en el ministerio.

La propuesta de suprimir partidos judiciales puede entenderse en casos como el de Archidona, a sólo diez minutos de Antequera y por autovía; o en el caso de Torrox, a 50 Kms. de la capital malagueña e igualmente comunicado con ella por autovía. Pero el caso de Ronda no es comparable, ni por su orografía, ni por sus deficientes comunicaciones, y generará graves perjuicios no sólo para los ciudadanos de la Serranía, sino también a los propios profesionales de la justicia, porque les obligaría a realizar amplios desplazamientos con la consiguiente pérdida de tiempo y de dinero. Consideremos, por ejemplo, que si un tren arroya a un vehiculo en la mencionada Estación de Gaucín, el tráfico ferroviario va estar detenido durante horas hasta que llegue el juez desde Antequera.

Ojalá no sea necesario y el Consejo del Poder Judicial rectifique su propuesta, pero si así no fuera, y ya que nuestros políticos locales dicen que los intereses de Ronda están antes que sus aspiraciones políticas, todos los concejales de la corporación deberían dar un sonoro puñetazo en la mesa del ministerio y presentar la dimisión en pleno para llamar la atención y que el tema resuene con fuerza en los telediarios. Lo digo porque la influencia de los medios de comunicación en la opinión pública es una de las pocas cosas que aún temen los políticos. No hacerlo supondría aceptar la última humillación a Ronda y posiblemente un golpe irrecuperable para su deprimida comarca, y acabar entregando las llaves de los juzgados como antes Ronda entregó las llaves de su Caja de Ahorros y tantas otras llaves.


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