Opinión

Vendas (Pedro Enrique Santos Buendía)

Tiras de lienzo que se utilizan para sujetar o inmovilizar algún miembro dañado o para mantener fijos sobre las heridas apósitos curativos. Hoy día son generalmente de gasa.

A veces se utilizan aplicándolas sobre los ojos con el fin de cegar la visión a quien las lleva. Esa acción física ha permitido una figura retórica para describir la actitud de quien no quiere ver o actuar ante las injusticias, desvergüenzas, atropellos o desigualdades, al referirse a su comportamiento diciendo: se ha puesto una venda en los ojos.

Esta venda si es de gasa, (ya saben una tela con muchos boquetitos en su trama), permite ver o no ver según el caso. Si el tema no me compromete entreveo. Si ver puede traerme algún disgusto permanezco cegado.

La venda, (de gasa), sobre los ojos es ya una prenda universal en la clase política española y gracias a ella solo ve lo bueno de los propios y lo malo en los adversarios, sin términos medios. Y también permite mantener una amplia arbitrariedad ante los ciudadanos. Ante los sumisos y entregados ven la solución rápida y cómoda a cualquier problemón. Frente a díscolos o librepensadores la solución a cualquier problemilla queda oculta. Es el comportamiento que tan bien expresa ese adagio popular tan sonoro puesto en la boca del baranda de turno: al amigo hasta el …., al enemigo por el …., y al indiferente la legislación vigente.

También se deriva de ese tipo de vendaje la expresión: se le calló la venda de los ojos. Socialmente se aplica a la gente crédula ante las mentiras y consignas del poder que desbordada por la ignominia creciente de la prepotencia, clientelismo y latrocinio gubernamental, finalmente reacciona y cambia su voto en la única actividad democrática que nuestro sistema partitocrático permite al común no afiliado: una votación cuatrienal.

Sinceramente, tener vendas selectivas en los ojos es muy grave en cualquier ocupante del Sillón. Ha pasado la Semana Santa, días de reflexión para algunos y de holganza para muchos, y se ha destapado la olla de los truenos. Con la gravedad de la situación general de nuestro país las dudas e indecisiones de los gobernantes y sus apoyaturas nos tienen anonadados con medidas que cada día modifican las tomadas el día anterior. Medidas que responden a un  intento moderadito de frenar la debacle pero sin querer ver, (maldita venda), que las reformas tienen que llegar a la raíz y no quedarse en las ramas más vistosas.

Esa caja llena de truenos alcanza su mayor fulgor en los descabalgados del Sillón que, en vez de pedir perdón por una nefasta y punible actuación que nos ha llevado a la ruina, (institucional, económica, axiológica y social), o al menos mantener un prudente silencio, ladran cual bellacos cada vez que cualquier actuación, por imprescindible y positiva que resulte, es publicada por los   Mandamases, en una continua actividad electoralista que carece de sentido y  obedece a la ceguera inducida por la venda ante las soluciones del otro.

Y en Ronda ¿qué?. Pues, lamentablemente, lo mismo. Circunloquios alrededor de lo importante. Fotografías y declaraciones para relleno de medios de comunicación a los que lo mismo les da publicar una cosa que su contraria, sin el menor espíritu crítico o el seguimiento que dejarían clara constancia del repetido incumplimiento de casi todo lo prometido. Obras en nuestras calles muy costosas y absurdas que se mantienen porque sí. Propuestas y modificaciones lanzadas a todo trapo y ya durmiendo donde todas las anteriores. Inactividad social y productiva generalizada. Y la amenaza de un PGOU que, otra vez, solo conocen y han dirigido unos pocos privilegiados.

Creo que para retener los miembros dañados de nuestro término municipal y poder mantener sujetos los apósitos que podrían curar las graves heridas de Ronda no hay suficientes vendas.


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