Opinión

Memoria/ pensamiento (Francisco Pimentel)

Ocurre de vez en cuando que en algún bar o sitio público parecido hay algún descerebrado que hace gala de su añoranza de tiempos pasados y reivindica a Franco. Será por la crisis económica o porque cree que esos tiempos pasados fueron mejores para el tal mentecato.

Pero la cosa no pasa de ahí porque la gente normal oye esas bravatas como palabras necias de gente inculta que no merecen ninguna atención, aunque a veces esas loas de una figura pasada se pasan de rosca y llegan al insulto de las figuras presentes en las últimas elecciones andaluzas.

En ese caso también ocurre que alguien ya harto de sandeces recrimina al vociferante su inadmisible diatriba y ahí queda todo como lo que es: el desahogo de alguien que no comprende el mundo o so- ciedad en la que estamos viviendo y pide volver al útero materno, que no otra cosa es la añoranza.

Sin embargo cuando eso mismo con agravantes sucede en otro lugar distinto, donde no se liban vi- nos ni licores sino que es un lugar donde se ubica parte del poder del Estado ya no es lo mismo:

Miércoles 28 de Marzo del 2012 víspera de la Huelga General. Ayudo a unos amigos con un papeleo oficial. Son las 12:30 am y la funcionaria nos ha dado unos impresos para rellenar. Alguien con acti- tudes de jefe habla con ella de los servicios mínimos de una forma peculiar que llama la atención.

Luego escribe cosas en un libro al mismo tiempo que despotrica contra el resultado electoral del pasado Domingo. Se lamenta jocosa y despectivamente del triunfo del rojerío pidiendo, sin pedir, su aprobación a las funcionarias allí presentes.

Yo sigo rellenando papeles. Pero el tal cree haber conseguido la aquiescencia de las funcionarias y entonces se descuelga con una frase lapidaria: Es que en la guerra se fusiló poco… más… tendría que haberse fusilado más… y ahora estas cosas no pasarían…

Esto ya es inadmisible y correcta pero duramente le recrimino. No sé quien es. Actúa como si aquel sitio fuera suyo. No importa. Le digo que es indigno y que me ha ofendido y a todos los que están en las fosas y a todos los españoles que querían y queremos una sociedad democrática justa y equili- brada. Cambia de color, de semblante, de sonrisa a mueca cuando se disculpa, se justifica y se va.

Terminado el papeleo y con mi corazón y mi mente palpitando y doloridos por lo que había sucedido pienso que después de tantos años muchas cosas han cambiado para bien pero que el pensamiento de algunos españoles sigue anclado, moldeado por el fascismo con su reloj parado en el 18 de Julio. Para compensar recuerdo que ahora Naciones Unidas ha requerido ya a España para que ponga fin a la Ley de Amnistía y solucione el problema de las fosas y los enterramientos con la verdad, la justi- cia y la reparación de todas las víctimas de la guerra. 35 años después de empezar la transición de la dictadura a la democracia eso es inexplicable.


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