Opinión

Tribulación en los ayuntamientos (José Becerra Gómez)

Lo de tribulación puede que sea una exageración, aunque bien mirado no deja de ser un gran infortunio que muchos de los empleados municipales de una localidad se vean abocados a verse de patitas en la calle. Sentenció Aristóteles que “el gobierno por antonomasia es el de la polis”. En la antigua Grecia, como saben, se entendía como tal a un Estado autónomo constituido por una ciudad y un pequeño territorio.

Algo parecido a lo hoy es un ayuntamiento, salvando todas las distancias.

Lo cierto es que estas administraciones locales pasan por muy difíciles momentos, y esto repercute de manera lacerante en sus empleados.

Es el caso de la Cortes de la Frontera, en donde tocan su final las estribaciones de la Serranía de Ronda. Aquí los trabajadores del Consistorio han pasado de 210 a menos de 45.

Y sobre parte de los que quedan se levanta como espada de Damocles la posibilidad de tener que soportar un ERE que acabe con su vida laboral con una indemnización misérrima, como es la de 20 días por años trabajados, según equiparación de la contundente reforma laboral del Gobierno con las empresas privadas, además de llevar tres meses sin cobrar.

Más de 17.000 empleados de las distintas administraciones públicas andaluzas podrían sufrir tan drástica medida que, al final de cuentas, tendrá que repercutir en los servicios que se prestan al ciudadano.


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