Opinión

¡Joder! (Pedro Enrique Santos Buendía)

¡Nos quitaron el Cuartel! Sí, ya sé que suena mal pero quiero dejar evidente el enfado, asombro e irritación que me produce esa pérdida. Pérdida para todos los rondeños y pérdida para los herederos de Dña Carmen Abela, que no es una plaza, como muchos puedan pensar, sino que hay una plaza con su nombre porque fue una gran benefactora de Ronda a la que en reconocimiento, muy pequeño en relación a la labor de mecenazgo que tuvo con nuestro pueblo, le dedicaron.

Como digo, su nombre en la plaza, hoy sometida a una absurda obra de remodelación totalmente injustificable y de injustificable costo, es el único agradecimiento de nuestra Corporación Municipal, en todas sus épocas, por sus obras sociales. Desde siempre los ocupantes del Sillón se han mostrado demasiado tacaños con los rondeños que fueron espléndidos con su ciudad. Como ejemplo de ello valga otro botón: el agua por la que tanto nos cobra la adjudicataria del suministro, (¿quién se lo daría?), fue cedida graciosamente a los rondeños por un Señor cuyo nombre resulta totalmente desconocido a la mayoría. Y si no es así díganme quien fue y donde aparece su nombre.

Cuando he dicho cuartel me refiero al de la Concepción, por supuesto, ése que el recién caído dios local demolió caprichosamente, y con un coste que nadie entiende, basándose en una supuesta ruina que no demostró y siendo una propiedad privada sobre la que no tenía potestad. Es de suponer que su sucesora en el Sillón ya habrá presentado en los juzgados las obligadas denuncias por malversación de fondos públicos o si no ¡a que espera!.

Doña Carmen cedió ese cuartel, construido a sus expensas, para que Ronda contara con un destacamento militar que la guarneciera en tiempos revueltos, pero con la condición de volver a la donante o sus herederos si dejaba de albergar esa milicia. Todos sabemos que hace más de veinte años el cuartel dejó de utilizarse, ya que las nuevas instalaciones emplazadas en las proximidades del casco urbano lo volvieron obsoleto, y solo a veces tenía algún personal de guardia para hacer el paripé de que funcionaba, pues Defensa era muy consciente de que la reversión pendía sobre él. Tan dejó de funcionar como tal que en Julio del año 2002 el Ejército lo dio de baja en los suministros de agua y electricidad cansada de gastos tontos.

Pero la codicia de la Administración no tiene límites y el 30 de diciembre de ese mismo año, (tenían mucha prisa), se sacó del bolsillo la Ley 53/2002 ampliando el Decreto 1022/1964, Ley de Patrimonio del Estado, para inventarse que todos los edificios obtenidos por donación, (son muchísimos los conseguidos por la generosidad de innúmeros buenos ciudadanos), que llevasen más de treinta años en manos del ejército quedaban de su propiedad, así: por la cara, saltándose el sagrado principio de irretroactividad de las leyes. Sabían de sobra que la aplicación de esta norma es de muy dudosa legalidad pero, también, que los ciudadanos tienen mucho respeto a los pleitos con la Administración y casi nadie protestaría en sede judicial, con lo que el negocio saldría redondo.

Los herederos de Dña Carmen quieren colaborar y están dispuestos a llegar a un acuerdo rápido y positivo para todos: Ronda, los rondeños y, por que no, ellos mismos, y destinar el terreno para la actuación pública mejor y más conveniente para todos. Pero nuevamente la Corporación vuelve a  evidenciar su avaricia y demostrar falta de generosidad hacia sus bienhechores, saltándose sus deseos testamentarios al pretender que cualquier beneficio reportado por la actuación que allí se haga sea exclusivamente para ella.

Como no fue justo el abandono del cuartel, ni su derribo y pérdida patrimonial subsiguiente, no lo es, tampoco, que se quiera dejar de lado la voluntad de la Condesa del Guadalevín y a sus herederos y repito con pasión: ¡joder!


Un comentario en “¡Joder! (Pedro Enrique Santos Buendía)

  1. JOAQUIN ANDREU ABELA

    Tienes toda la razón, yo soy uno de los herederos, y nunca ha existido por parte de la administración ni estatal ni local, el minimo interes en negociar nada, si no llegar a un pleito costoso donde ellos juegan con la ventaja del dinero publico, y el deseo de la benefactora pasarselo por el arco del triunfo.
    Ese es el premio de este pais para con los benefactores, si quieren cumplir nada de parkings ni parques si no que destinen el bien que se les cedio al menos en obras de caracter benefico social.
    (residencia de ancianos, hospitales y/o centros de ayuda etc.)
    Como fue el deseo de la condesa y el mio.
    Y todo ello bajo la supervisión de los herederos y estamentos públicos no se dispare el coste de dichas obras.

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