Opinión

Cambio (Jose Cabello)

Se acaban de constituir las nuevas Cortes salidas de las pasadas elecciones en las que los populares ganaron con un eslogan que hacía alusión al mensaje del cambio.

Un cambio que no va a ser tal y como debería reflejar la amplísima mayoría obtenida, ya que las políticas conservadoras que podrá llevar a cabo el nuevo gobierno no será muy distante de las medidas en ese sentido tomadas por el gobierno saliente. Desde el  núcleo duro de la UE, que está comandado por Alemania y Francia, ya pusieron en la senda del conservadurismo al Presidente Zapatero y no creo que a Rajoy le dejen hacer otra cosa que no sea profundizar en el tema de los recortes y reformas restrictivas. Es paradójico que ante una sociedad de consumo estancada la solución sea recortes a las inversiones, en vez de aumento de ellas. Así también parece poco lógico que el tema del paro se pueda arreglar con abaratamiento de despidos, cuando la solución más normal sería incentivar las contrataciones. Enigmas de la política conservadora.

El cambio que la sociedad espera de los nuevos gobernantes sería uno aún más profundo que afectaría a la clase política, me refiero a lo de impedir que un imputado forme parte de lista alguna y a la que se oponen los grandes partidos. En EEUU por el simple engaño a tu esposa te impiden presentarte a las elecciones, según ellos si eres capaz de engañar a tu familia aún más lo serás de hacerlo con tu país. Aquí sin embargo vemos a políticos, periodistas y medios de comunicación defender a un imputado por unos trajes, dicen que el valor del regalo es una minucia para lo que está sufriendo este hombre. Ese es el error, ya que no depende de lo caro o barato del obsequio sino de que recibe regalos y no sabemos si es “a cambio de” por lo que todos los que reciban éstos deben dejar, no sólo la presidencia, sino todo cargo político público y de partido, evitaríamos sospechas y, de camino, la política no sería uno de los principales problemas de los españoles. Quizá la doble moral USA sea demasiado, pero entre eso y lo de España debe haber un término medio.

Un país donde hasta el yerno del Rey se aprovecha de su situación para hacer negocios nada claros y, presuntamente, enriquecerse como hacen los políticos necesita un cambio profundo. Una regeneración política, ese es el cambio que necesita España.


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