Opinión

Sabiduría = Conocimiento + Acción (Manuel García Hidalgo)

Hay un refrán muy popular que dice que del dicho al hecho hay un trecho; esto quiere decir que las acciones están algo distantes de las ideas, que las cosas no se hacen con solo pensarlas, que la acción es fundamental para lograr las metas; sucede que la gente desea estudiar y no lo hacen, quieren aprender inglés y se pasan la vida solo queriendo, finalmente se busca un culpable como la familia, el trabajo, el tiempo, etc., y asunto resuelto. Sin acción no hay resultados, y aunque una buena planificación es importante, si te pierdes en ella olvidándote de la acción, jamás lograrás los objetivos. Mucha gente se abandona en el pensamiento positivo y creen que no hay que hacer nada más que quedarse esperando. Pensar en positivo está muy bien pero a la vez hay que alinearse con las metas y colocarse estratégicamente para que ocurra lo que quieres y esto necesita acción, al final, no nos preguntarán qué hemos sabido, sino qué hemos hecho.

Tomar una decisión puede significar un obstáculo, un muro delante de tu cara por el miedo a un fallo que te deje sin opciones, el problema no es la suerte, sino las consecuencias del fallo, puede que para personas con recursos no sea importante, pero para otras muchas es una causa de estrés e inseguridad llegando a tener un gran impacto personal y profesional. Normalmente en términos accesibles y de coloquio, se confunde lo que es el conocimiento con la sabiduría, pero sacando una abstracción de la experiencia, podríamos decir que el conocimiento sirve para ganarse la vida y la sabiduría sirve para vivir. La sabiduría interviene en la acción que a veces está impregnada de mucha intuición, igualmente conocer mucho puede confundir; es lo que los psicólogos llaman la duda positiva consecuencia del exceso de información que puede contaminar el juicio por desorden y falta de claridad.

Mejor que referirse a la sabiduría como la mucha por antonomasia, estaría mejor definida como el conjunto de lo que se sabe, válido para los que saben muy poco también, como Sócrates que solo sabía que no sabía nada, y para los que saben mucho que son los sabios como Sócrates; Podemos concluir definiéndola como una conducta prudente en la vida y los negocios.

En la medida que más se ignora más convencido se está en que la percepción de la realidad y la realidad son la misma cosa, sin embargo desde que la sabiduría va tomando cuerpo en nosotros, descubrimos que en efecto, la realidad y nuestra percepción de ella, pueden ser iguales, parecidas, distintas o muy diferentes.

Los seres, al estar mediatizadas por la personalidad y la vida que hemos vivido, tenemos cierta dificultad para acceder a la realidad de las cosas y es raro encontrar a alguien que no se haya pasado la vida hablando de la vida sin ningún resultado al estar mediatizados por los contextos del pensamientos o filtro mental, como son los condicionamientos genético, familiares, culturales, dogmáticos, etc. que funcionan en su mayoría a nivel del inconsciente y cuya diferencia de contenido provocan diferentes maneras de percibir la realidad.

Así cada uno de nosotros crea su propia realidad, la experiencia de su vida, a partir de sistemas inconscientemente elegidos e incontrolados hasta tal punto de no ver las cosas como son sino más bien a imagen y semejanza de cómo somos nosotros. Se deduce de todo esto que la calidad de nuestra experiencia en la vida, depende de nuestra manera de percibirla. El actuar y tomar decisiones conlleva riesgos por depender de nuestro punto de vista, de nuestra manera de ver la vida, cuando nuestra conciencia está totalmente identificada con nuestra estructura mental, es imposible darse cuenta de las pruebas que puedan invalidar nuestro análisis de las cosas ya que solo podemos obtener esas pruebas a través de nuestro sistema de percepción.


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