Opinión

Elecciones anticipadas, Ya (Antonio Sánchez Martín)

Y no sólo las pido yo, si atendemos los resultados del último sondeo publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas donde más de la mitad de los encuestados que confiesan haber votado al actual presidente del gobierno declaran su intención de no hacerlo en los próximos comicios. Zapatero y su allegados más íntimos lo saben, como sabía Adolf Hitler que Alemania perdería la guerra, pero a pesar de ello ordenaba que la prensa del III Reich siguiera exaltando las supuestas victorias de sus ejércitos.

La suspensión del mitin que el partido socialista tenía programado en la plaza de toros de Vistalegre (Madrid) sólo puede tener dos lecturas y ninguna es buena para ellos. La primera, que la gente de la calle está alarmada y con ganas de buscar culpables por las consecuencias y la incertidumbre que causa esta maldita crisis. Con casi cinco millones de parados, el mitin de Madrid, que durante años supuso el pistoletazo de salida de la campaña electoral de los socialistas, podría convertirse en el linchamiento político de Zapatero, incrementando aún más la ventaja del partido popular, que se distancia ya más de un 15 % en intención de voto.

La segunda razón es más sencilla: La imprevista enfermedad de Rubalcaba, que aunque no parece que le vaya a incapacitar para ser el próximo candidato de los socialistas, al menos sí va a retrasar su aparición y su proclamación en público. Lo que se pretendía en Vistalegre era sacar la foto oficial de Rubalcaba tomando el relevo de Zapatero o, si se prefiere, la de Zapatero entregando su renuncia y reconociendo su incapacidad para seguir al frente de su partido y conducir a este país.

Pero por encima de las encuestas y los estudios sociológicos hay una razón prioritaria por la que el actual presidente del gobierno debería convocar elecciones generales anticipadas, coger la puerta e irse: Los mercados. Ese ente abstracto con el que se denomina al sistema financiero internacional que desde que comenzó la crisis está multiplicando sus consecuencias y perjudicando gravemente a los ciudadanos, aunque a la mayoría de esos ciudadanos no le queden ya ahorros ni inviertan en bolsa.

Los “mercados” son como los pacientes con alteraciones emocionales “bipolares”, que pasan de la calma a la excitación con suma facilidad. Conocen perfectamente la escasa talla política de Zapatero y su falta de credibilidad internacional. En esas circunstancias la bolsa española se encuentra expuesta a los ataques de especuladores organizados que lanzan rumores o anticipan malas noticias para provocar intencionadamente su desplome. Standard & Poor, Fitch Ratings o Moody´s, son agencias internacionales que emiten su particular parecer sobre la “calidad de las deudas” que contrae un país, que es tanto como decir sobre su “credibilidad” para devolver el dinero prestado.

Les pongo un ejemplo en forma de sencillo problema de matemáticas: Un banco americano, ingles o cualquier otro inversor convenientemente “asesorado”, compra “a crédito” un millón de acciones de Telefónica a 20 euros por acción, con el compromiso de devolver esas acciones a la compañía dentro de tres meses y pagarle los intereses. La compañía se las presta y el inversor las vende inmediatamente en la bolsa un minuto después. Resultado: Ingresa 20 millones de euros en su cuenta corriente.

Un día después, Moody´s, o cualquier otra agencia de “reconocido prestigio”, anuncia “casualmente” sus dudas sobre la deuda española lo que provoca que la bolsa española caiga durante tres días seguidos y que las acciones de Telefónica pierdan un 10 % de su valor y pasen a valer 19 euros por título. Entonces el inversor vuelve a comprarlas para devolverlas, pero ahora sólo le cuestan 19 millones de euros. En tres días ese “inversor” se ha embolsado un millón de euros que han perdido otros españoles que tenían su dinero invertido en planes de pensiones o en fondos de inversión compuestos por títulos de Telefónica.

El inversor devuelve los titulos a la compañía, paga los intereses generados en tres días (unos 50000 euros) y le queda un saldo en su cuenta de 950.000 euros (157 millones de pesetas aprox.). Multipliquen eso por mayores cuantías, por muchos otros inversores y por las numerosas “noticias” con que esas agencias alarman una y otra vez al sistema financiero español. Consecuencia: La ruina de las empresas que cotizan en la bolsa española, de los ahorradores que ven como cada vez pierden más dinero, y del estado, que cada vez paga más interés por el dinero que pide prestado.

Esas “agencias” (anglófonas, todas ellas), han provocado ya la ruina griega y llevan camino de provocar la de España. Nuestros problemas económicos son graves, pero se multiplican por su culpa. El Estado cada vez paga más intereses por los préstamos que recibe. Con ello disminuyen sus recursos para atender otros gastos del país, como la sanidad, las inversiones en infraestructuras, el sueldo de los funcionarios, etc. Y le quedan pocas soluciones: O pasa la crisis, para lo cual hay que invertir (y los inversores mientras no se vaya Zapatero no piensan invertir), o sube los impuestos a los ciudadanos para recaudar el dinero que necesita. Al final, esos especuladores nos están robando a todos.

Evidentemente Zapatero es consciente de ello, pero ni convoca elecciones generales anticipadas, ni su partido se lo va a permitir, porque celebrarlas ahora mismo, a la par que las municipales y autonómicas, supondría la desaparición de los socialistas en la mayor parte de las instituciones y el “paro” de sus numerosos cargos públicos que cobran de la política, poniendo al borde de la desaparición al propio partido socialista. Zapatero debería haberse ido ya hace un par de años, cuando las encuestas empezaron a demostrar que el presidente y sus asesores habían perdido la confianza de los votantes. Ahora ya es tarde, y le toca elegir entre la ruina de los ciudadanos o la de sus amigos.


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