Opinión

Bienvenidos a casa

Hace unas semanas celebraba España la victoria de la selección del fútbol en el mundial. Todo el mundo se ha volcado con ellos y los homenajes se han multiplicado en sus pueblos de origen. Sin lugar a dudas, todo ello muy merecido, y hemos sido los primeros en reflejar cómo se ha vivido este evento en nuestra ciudad, con miles de aficionados en la calle.

Salvando las distancias, la vuelta de los legionarios rondeños ha tenido algo de triunfo, y es que, como rezaba una de las pancartas colocadas sobre las cristaleras del aeropuerto de Málaga, ‘ustedes sí que sois héroes’. Ellos se juegan la vida por los colores de una bandera, la española, sin que nadie les pregunte si están de acuerdo con los intereses que están defendiendo o con los motivos que han llevado a los responsables políticos a ordenar su envío a tierras afganas. Allí se han estado jugando la vida para supuestamente pacificar un país y luchar contra el sinsentido del terrorismo talibán. Ese que tanto daño causó a este país en una sola acción.

Ellos se juegan la vida para que otros estemos más tranquilos en nuestras casas. Y mientras tanto sus familias son las que se llevan el sufrimiento de tener a un ser querido lejos, muy lejos, y con un evidente peligro para sus vidas. Pruebas de ello tenemos muchas, y no es la primera vez que un soldado español muere en Afganistán. Afortunadamente, en esta ocasión únicamente se han producido heridos leves y el contingente vuelve a casa sin novedad. Merecido descanso y reconocimiento es el que se merecen.


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