Opinión

En las cuevas de insondable tristez (Lucas Gavilán)

Decía Baudelaire en una de sus poesías: “En las cuevas de insondable tristeza/ donde el Destino ya me ha relegado;/ donde nunca entra un rayo de luz rosa y alegre…..”. Y yo, que creo en el mito del eterno retorno, observo que aquí en Ronda, escondidas bajo el exceso de incomunicación y esa infranqueable barrera de pudor tras la que intentan salvaguardar su dignidad todos aquellos que sufren, también existen “cuevas” donde hace tiempo ya que no entra un rayo de luz rosa y alegre. Son cuevas que la crisis ha horadado en el seno de nuestra sociedad en las que viven, perviven,malviven, sobreviven y conviven, vecinos sin trabajo, familias que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes, ancianos solitarios y desamparado, jóvenes sin expectativas de futuro, hombres y mujeres a los que vendieron duros a pesetas, y ahora se encuentran con la cartera vacía y un nudo en la garganta. Son los desheredados, los humillados, los perdedores, las victimas subsidiarias de un sistema económicos injusto y demencial, basado en la desigualdad y el crecimiento ilimitado en un mundo limitado, que cíclicamente provoca crisis donde la peor parte toca pagarla a los que menos culpa tienen: el pueblo llano.

Sin embargo, este ayuntamiento arrebujado bajo su túnica de descolorido rojo no se ha mostrado como un sol emanador de esos rayos de luz rosa y alegres que muchos piden a gritos, porque si los de arriba lo han olvidado, les recuerdo que hace ya dos años que un amplio sector de vecinos ansían salir de esa oscura cueva en la que la crisis ha convertido sus vidas.

No puedo comprender como a estas alturas y cayendo la que está cayendo, nuestro alcalde todavía no ha creado un fondo destinado a evitar que ningún vecino pase necesidad, ya sea ésta alimentaria, de vestimenta, sanitaria o educativa, como consecuencia directa de la falta de ingresos.

No puedo comprender como todavía no se ha creado un comedor público destinado a asegurar la alimentación de aquellos a los que el dinero no les llega, en el que también se prepararían raciones para aquellos ancianos que viven solos y personas enfermas a los que su estado físico les limita o les impide realizar actividades básicas como cocinar o ir a comprar a la tienda.

No comprendo como nuestro alcalde no evalúa las necesidades reales de las familias y realiza acciones encaminadas a aliviar sus problemas más acuciantes. No digo ya solucionarlos por completo, pero al menos aliviarlos en parte.

Por lo que observo, este equipo de gobierno permanece ensimismado en sus limitaciones, y opta por arreglar cuatro calles o recuperar la feria de mayo, y así cubrir el expediente. Pero los malos tiempos que corren exigen otro tipo de medidas muy diferentes y más acordes con el grave problema de la falta de ingresos de muchos vecinos que pasan ineludiblemente por creer firmemente en la justicia social, sudar la camiseta y poner en marcha nuevas ideas. Para ello es necesario que recuperen, si es que alguna vez la tuvieron, la conciencia social que siempre caracterizó al partido que representan. Ha llegado la hora de la justicia social, y si la desconocen, que cojan el Catón y comiencen a aprender, porque si ellos cobran a final de mes, muchos de nosotros no lo hacemos.

Pero como no soy un parlanchín enmascarado que todo lo ve mal y que desde su ambón-columna semanal suelta y se regodea en su habitual diatriba y se marcha tan pancho ofreciendo un novedoso y eficaz crecepelo a las nostálgicas calvas rondeña, aunque pueda parecer pedante o pretencioso, no quiero dejar de decir algo que quizás ya dije en otra ocasión: la observación de la dinámica político-social de este pueblo me hace pensar que todavía nos queda un buen trecho para llegar a la igualdad. La verdad de una realidad político-social es muy compleja y requiere una evolución que tarde o temprano llega. Lo que intento decir y a donde intento llegar es a que la influencia de nuestra democracia cambió a nuestros padre, y nos cambiará también a nosotros. Digan lo que digan algunos, la evolución será al final para todos igual. La crítica de ciertas malas actitudes y aptitudes políticas de nuestro actual equipo de gobierno son didácticas para todos, pero la desaprobación nuestra y el fundamentalismo y la intransigencia de ellos, si no llegan a un punto de encuentro atrasa esta evolución y es una sinrazón que no conduce a la consecución de un pueblo mejor, sino todo lo contrario. Todos debemos dar nuestro brazo a torcer, los primeros y en mayor medida, el actual equipo de gobierno con el alcalde a la cabeza. El que tiene la verdad convence tarde o temprano. La sinrazón y la ignorancia nos enfrenta sin llegar a una solución. Debemos criticar la estupidez con sabiduría no con estupidez.

Soy un ser simple, un vecino anónimo  fácil de pasar por encima o ignorarlo, pero creo  que nuestra comunidad tiene capacidad para aprender mas allá de lo que se imagina. Es normal que sucedan cosas que muchos de nosotros ni siquiera entendemos porque hemos evolucionado ética y moralmente, pero esa evolución no será completa si no tenemos conciencia de que la evolución no ha terminado con nosotros. Por eso, los críticos debemos dar ejemplo y no pensar que los demás son carne de juicio y condena. Alzar la voz contra la injusticia es justo, pero también tender la mano hasta que la igualdad llegue a todos los rincones de este maldito pueblo.

P.D. Estimado Jose Cabello:  No te preocupes que la paz siempre existió. Son sólo pequeños escarceos en tiempos de paz. Escaramuzas fronterizas sin la más mínima importancia. Intrascendentes rifirrafes periodísticos que pronto yacerán en el inmeso archivo del olvido. Ahora sí, se me ha erizado el vello cuando has intentado endosarme los gin-tonic. Sapa  buen amigo que a pulso me he ganado mi buena fama de tacaño y encogio, y no puedo tirarla por tierra gastando los cuartos alegremente por esos bares de Dios.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te pedimos la "MÁXIMA" corrección y respeto en tus opiniones para con los demás

*