Opinión

Paraguas para ir al teatro

Esta semana tocaría hacer un llamamiento para que los rondeños se disfracen y disfruten del carnaval. Eso sería lo normal, pero el carnaval nos ha dejado al descubierto las carencias enormes que tiene el teatro municipal Vicente Espinel, que hace aguas por todas partes y que se ha convertido en un zarzal.

Todo lo que se hable de esta instalación cultural es poco, y ya parece que le va tocando que algunos de los muchos millones que se están invirtiendo en otras muchas cosas se desvíen para reparar un teatro en estado lamentable. Los techos son un foco de humedades y hasta se cala de forma considerable. Únicamente faltaba el cubo para las goteras, aunque seguro que más de un compañero de los medios de comunicación miraba de reojo, y es que la combinación de cables con corrientes y agua no suele ser nada buena. Lamentable, realmente lamentable. Lo peor es que no es una cuestión que venga de ahora, que sea un imprevisto. Lo cierto es que llevamos ya tiempo con estos problemas en el único escenario cultural con capacidad para acoger actos de importancia y sin que nadie tome medidas efectivas para solucionarlo. Las goteras ya caen al filo del patio de butacas y algunos miraban ayer hacia arriba para ver qué era lo que les estaba cayendo desde el piso superior, recibiendo la explicación en las dichosas goteras. Alguno amenazó en tono carnavalero en abrir el paraguas dentro del teatro. Es lo único que hubiese faltado para terminar de dejar una imagen nada acorde con una ciudad como Ronda.


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