Opinión

«El Corchero» o como mezclar el vino con el ladrillo

Azzam Qasrawi.

Quiero admitir, ante todo, que soy amante del vino, especialmente del buen vino. No creo que haga falta decir que bebo el vino tal cual. Hago esta aclaración porque he leído en alguna parte que ciertos magnates de los negocios en Hong Kong mezclan Château Petrus con Coca Cola. ¡Habráse visto mayor sacrilegio! Pero nunca había oído que el vino se pudiera mezclar con el ladrillo, hasta que me llegaron noticias sobre el proyecto de El Corchero, ¡Qué cosas tan raras pueden ocurrir en Andalucía!

Bueno, vamos a ver si aclaramos las cosas. Me encantan los vinos de Ronda; algunos son realmente estupendos. También considero una idea excelente el promocionar la producción de vinos de alta calidad como forma de desarrollar la economía local. Pero en absoluto participo de la idea de que mezclar el vino con el ladrillo vaya a mejorar la reputación de Ronda.

Habré de admitir que estos amiguetes, los especuladores urbanísticos, cada día son más ingeniosos en sus esfuerzos por ganar dinero rápido. La empresa de uno de ellos, que casualmente procede de Cataluña (naturalmente), está encuadrada como promotora inmobiliaria y es en parte propiedad de otra aún mayor compañía inmobiliaria ¡que se declaró en quiebra el año pasado!

Por favor, no me malinterpreten; no tengo nada en contra de los inversores que vienen de fuera, sea de Cataluña o de cualquier otra parte pero ¿por qué eligen Ronda para sus turbios e dudosos proyectos? ¿no hay suficiente suelo en Cataluña para construir campos de golf o plantar más viñedos? ¿no se ha ocasionado ya bastante destrucción en Los Merinos? ¿necesita Ronda otro fiasco? ¿por qué son los políticos cómplices de estos proyectos?

¿Y en qué consiste esta vez ese fabuloso plan? En construir nada menos que 30 chalés de lujo disfrazados de residencias para 30 expertos vitivinicultores quienes, con la ayuda de una bodega central, competirán en producir vinos de “alta gama” que situarían a Ronda en el prestigioso mapa mundial de los vinos. Lo triste de todo esto es que se quiere llevar a cabo en El Corchero, 187 hectáreas de suelo no-urbanizable de protección integral.

Quizás se preguntarán ustedes ¿Y por qué 30 casas? La respuesta es simple y viene directamente de los mismísimos expertos en vinos del Priorato. Diez variedades de uva (¿Por qué diez? El Château Petrus se basa casi exclusivamente en una sola variedad, merlot). Proyectan plantar estas diez variedades en tres laderas diferentes (¡ah, la importancia del terroir!). ¿Me siguen? Treinta experimentadores (con sus respectivas mansiones) van a crear treinta maravillas capaces de competir con los mejores caldos del mercado.

Bueno, bueno, no creo que sea necesario ser un experto en economía para darse uno cuenta de que la única lógica de este proyecto es vender las parcelas con sus casas. O dicho con otras palabras: nos encontramos con otro proyecto inmobiliario puramente especulativo. Pueden apostar que no saldrá de todo esto un solo Vega Sicilia y mucho menos treinta vinos de Colector!.

Nuestro querido alcalde ha aprobado el Plan Especial ( de la misma forma que ha aprobado tantos proyectos, cuando menos dudosos). Los técnicos de la Delegación Provincial de Obras Públicas, sin embargo, han denegado el permiso del proyecto alegando argumentos convincentes legales y técnicos para su decisión.

Ahora pensarán que aquí se acabó la historia y que el proyecto agonizará lentamente hasta su muerte definitiva. Pues no, no olviden que estamos en Andalucía. Nada menos que el honorable Consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio de Andalucía va e ignora todas las objeciones legales y técnicas y aprueba el proyecto con la excusa de que es de interés público, cuando claramente vemos que se trata del interés privado del promotor.

Lo último que necesita Andalucía es más chalés de lujo en suelo protegido, que debería estar realmente protegido. Esperemos que intervengan a tiempo los tribunales  y eviten una mayor destrucción en Ronda y su comarca.

No sé que harás tú, querido lector, pero yo me empeñaré en boicotear cualquier vino de Ronda que vaya mezclado con ladrillo; por muy bueno que digan que es.


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