Opinión

Pasitos “pa atrás”

Antonio Sánchez Martín.

Hace treinta años tuve oportunidad de votar por primera vez con motivo del referéndum de nuestra Carta Magna. Ya entonces se percibía el trascendental papel que jugaría el nuevo marco legal en el progreso de España y la convivencia entre sus ciudadanos. A pesar de mi juventud, lo hice pletórico de ilusión, de esa ilusión que embarga a quien le preguntan por primera vez –y tú, ¿qué opinas?- y le convierten de repente en un “hombre” de pleno derecho.

Algunos de mis amigos también se desvirgaron entonces en esto del sufragio universal, y lo hicieron con similar entusiasmo, -algo que hoy resulta difícil de entender, dado el hastío electoral que atenaza a los votantes-. Luego, con el paso de los años, cuando coincidimos y recordamos viejos tiempos, de aquella ilusión ya queda poco, y en casi todos se denota un tinte de frustración por la sensación generalizada de habernos quedado a mitad de camino, o incluso de haber retrocedido parte del camino recorrido.

Días atrás, paseando con mis hijos, volví a coincidir con Antonio Jiménez -el Desnu- en su humilde tenderete de libros y prensa que monta sobre un banco de la Alameda de Ronda y que constituye una “vergüenza” permanente para los responsables de nuestro Ayuntamiento que, ajenos a la falta de recursos de este querido vecino, no hacen nada para dignificar en la medida de lo posible su trabajo, concediéndole un quiosco donde ubicar su venta, mientras que para otras cosas el dinero municipal se les “escurre” a nuestros munícipes como agua entre las manos.

Tras los efusivos y sinceros saludos de rigor, aprovechó la ocasión para comentarme que ya no le dejan participar en directo en las tertulias de Radio Ronda, -sabedor de que para algunas cosas, como es la defensa de la libertad de expresión, yo soy más republicano que él mismo-. Los que les conocemos bien, sabemos que Antonio –el Desnu-, a pesar de sus años, es un rebelde irredimible que conoció tiempos donde las libertades brillaban por su ausencia y por ello no se conforma con esta democracia “descafeinada” con que nuestros políticos pretenden contentarnos.

Me imagino que la causa de tan sorprendente “veto” serán  las frecuentes quejas que solía expresar en antena con toda crudeza sobre los problemas de la ciudad y las responsabilidades de quienes deberían solucionarlos, que no son otros que nuestro Alcalde y los Concejales que forman parte de su Equipo de Gobierno. Hay que tener presente que hablamos de uno de los más elementales derechos constitucionales, -la libertad de expresión- (art. 20), y de una radio pública administrada por una sociedad municipal, cuyo presidente, por definición, es el alcalde de turno del Consistorio rondeño, cuyo gerente es colocado “a dedo” por el gobierno municipal, y de unos profesionales que son “remunerados” con el dinero de todos los contribuyentes de nuestra ciudad.

No se comprende, por tanto, este “veto” a las opiniones de ningún oyente: Ni a las de Antonio “El Desu”, ni a las de nadie que quiera expresarlas libremente y cuantas veces lo desee, siempre que ello no interfiera el normal desarrollo de los programas.

Tampoco imagino qué puede haber cambiado para que dichas opiniones “perturben”, -ahora sí y antes no-, las tertulias de la radio municipal, (algo difícil de creer cuando hasta mediados del mes pasado Antonio era un asiduo participante al que se le dejaba exponer en directo, como un oyente más, sus opiniones). O mucho me equivoco, o me temo que ese veto venga promovido desde la nueva gerencia de la empresa municipal, disgustada por el tenor de las críticas expresadas en antena contra sus compañeros de partido y socios de gobierno.

Lo que pasa en Radio Ronda desgraciadamente no constituye novedad dada la poderosa influencia que los partidos políticos ejercen sobre los medios de comunicación, -incluso los aparentemente “privados”-, a los que usan como altavoces para su propaganda y de ariete contra sus adversarios políticos. No sería la primera vez que a las “huestes” de los partidos se les anima a que llamen a las emisoras para aplaudir “espontáneamente” y alabar las excelencias de los gobernantes de turno, sobre todo cuando se acercan elecciones.

Hace apenas unos días, ni siquiera los periódicos locales se ponían de acuerdo a la hora de informar sobre el sueldo del nuevo gerente de esta empresa municipal, sin que los contribuyentes rondeños sepamos aún con certeza a cuanto asciende su remuneración. La discusión resulta banal porque hablamos de una sociedad municipal que cerró el pasado ejercicio con perdidas de más de 150.000 euros (veinticinco millones de las antiguas pesetas). Con la que está cayendo, hoy cualquier empresa en pérdidas despide personal. Pero aquí, no; aquí nuestros políticos se permiten el lujo de despilfarrar el dinero de los rondeños contratando gerentes para vigilar de cerca la emisora municipal y a la postre limitar en lo posible la libertad de las expresiones vertidas en antena.

Posiblemente haya quien piense que con mis críticas arreglo poco o nada, porque a los políticos no les interesa que los ciudadanos estemos informados y por ello son pocos los medios que logran ofrecer una información veraz e independiente al cien por cien; pero alguna vez se dijo que la “utopía es el anticipo de lo posible” y, aunque esculpida por el pragmatismo y la madurez que dan los años, mantengo intacta buena parte de aquella primigenia ilusión con la que voté por primera vez para que mi país fuera un país de libertades y no de represiones.

Nunca me imaginé que la clase política que surgiera hace treinta años de aquella ilusionante y recién nacida DEMOCRACIA iba a ir degenerando progresivamente hasta retroceder a tiempos más propios de caciques y señoritos, que silencian las críticas porque aspiran a que nunca cambie nada para seguir detentando el poder indefinidamente. Y es que poco a poco, unas veces por culpa de nuestros políticos y otras por culpa de la pasividad e indiferencia de los ciudadanos, vamos dando pasitos “pa atrás”.

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