Opinión

Enmascarados

Desde que nació este medio de comunicación hemos querido de ser serios y tratar la información con la mayor objetividad posible, aunque algunos se han empeñado en colocarnos etiquetas de casi todo tipo, con el único objetivo de desprestigiarnos en la calle. Afortunadamente, el andar les ha quitado la razón y les ha colocado en su sitio.

Aunque podamos pecar de falta de modestia, en este tiempo han sido mucho los que se han acercado a felicitarnos por el trabajo que realiza el equipo humano de esta redacción para tratar de llevarles a ustedes la mejor de las informaciones sobre nuestra ciudad, entre ellos, algunos de los que tenían sus dudas de como comenzó la andadura de La Voz de Ronda, y por mucho que se empeñen, eso vamos a seguir haciendo, llevarles información. Nada más. Eso es lo que nos piden ustedes, los que cada sábado confían en nosotros y llevan con ustedes cuando salen de quisco, que, por cierto, cada semana son más. Sinceramente, gracias.

Afortunadamente, hoy todo el mundo sabe que este medio, La Voz de Ronda existe en nuestra ciudad, que tiene su propia voz y que no se debe a nadie.

No nos vamos a cansar de agradecerles su confianza a los muchos empresarios que han apoyo en un nuevo medio. El equipo humano que respalda a este periódico cuenta con una larga trayectoria en los medios de comunicación en sus diferentes ámbitos. Todos nos conocen. Saben perfectamente quienes somos y donde estamos. No hace falta que ningún iluminado venga a explicárselo, y permítanme que me quede aquí y no vaya más lejos, porque sería ponernos a su mismo nivel. No nos hace falta inventar nada, que para eso ya andan otros por estos lares.

Todos los que aquí trabajamos podemos decir que hemos partido desde cero. Nadie nos ha regalado nada. Lo hemos tenido que conseguir con trabajo y esfuerzo personal, sacrificando en muchas ocasiones a la familia. Tampoco es ningún mérito especial, son muchos los rondeños los que han tenido que hacer lo mismo, pero resulta todo mucho más sencillo cuando las cosas te las dan hechas y mascadas. Aunque eso puede hacer que muchas personas te conozcan, que sepan de dónde vienes y cómo eres.

Esta querida ciudad es pequeña, y eso puede tener inconvenientes, pero también tiene muchas ventajas, y es que nos conocemos todos. Todos sabemos quiénes son de fiar, quienes dicen la verdad, y quienes se dedican a inventar y tratar de echar calumnias sobre otros cuando no tienen otro argumento.

No es necesario ir vendiéndose con una máscara por delante que tape tu verdadera realidad y tu verdadera imagen. Al final salta la máscara por los aires y llega la decepción. Ese tan traído y llevado: “Yo pensaba que era de otra manera”.

Lástima de aquellos que van con esa actitud por la vida, tratando de desprestigiar al resto, cuando lo que tienen que hacer es preocuparse por lo suyo. A pesar de todo, no nos van a encontrar en ese camino. No nos van a desviar la atención. Seguimos caminando por la misma vereda.  Y no será porque no tenemos nada que contar, que más de uno tendría para escribir un gran libro, pero eso sería demasiado bajo. Pobres almas, que no tienen nada mejor que hacer.

Con nuestros errores y con nuestros aciertos seguiremos haciendo nuestro trabajo, respetando a todo el mundo, y tratando de seguir adelante con este ilusionante proyecto que tantas alegrías nos lleva dadas, en lo personal y en lo profesional.


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