Cultura y Sociedad

Los rondeños triunfan en el Festival de San Bernardo en Chile (y II)

Como ya adelantábamos la pasada semana el viaje a Chile de los Coros y Danzas de Ronda ha sido, sin duda, uno de lo más prolíficos en cuanto a anécdotas y también de los más recordados por las experiencias vividas. La pasada semana dejábamos a los rondeños actuando en el Estadio Español de Santiago de Chile, una colonia donde residían algunas de las familias españolas más influyentes del país sudamericano. Y también parábamos nuestro relato con la insistente invitación del embajador de Francia al grupo rondeño.

 

Esta visita se produciría el 28 de enero de 1986 en la Casa Vasca de la capital chilena. La invitación del diplomático francés se debía a algo muy simple, pero que no deja de ser curioso. El embajador de Francia en Chile había nacido en Ronda. Los caprichos del destino hicieron que los rondeños se encontraran con otro rondeño que había llegado a Ronda como consecuencia de la enfermedad de su madre que trajo a su familia desde Francia, cuando él no había nacido aún, a hospedarse al Hotel Reina Victoria, donde vivieron varios años en los que nació el que sería representante francés en Chile. Esa casualidad hizo que el embajador quisiera compartir unos momentos con nuestros artistas al conocer su visita al país.

Hay que recordar que los Coros y Danzas viajaban a Chile para participar en el XV Festival Nacional de Folklore de San Bernardo, municipio situado a escasos kilómetros de la capital. Hacía allí partieron el 29 de enero, hospedándose en la Universidad Central de esta localidad. Esa tarde participarían en el desfile inaugural del festival que recuerdan como un gran éxito. Esa noche sería de fiesta ya que, tras visitar la Feria de Artesanía de San Bernardo, terminaron bailando pasodobles y sevillanas al son de una orquesta compuesta por personas de la tercera edad.

Las actuaciones comenzarían al día siguiente con el inicio del festival que se celebró en un auditorio con capacidad para seis mil personas que se llenó de público todas las noches. Los bailes por la noche se complementaban con inolvidables mañanas de compras y visitas a la ciudad.

Los bailes en el festival también dieron espacio para que los rondeños se desplazaron a la conocida localidad de Viña del Mar donde formaron parte de la Gala Folklórica Internacional.

La mañana del dos de febrero dejó otro de los momentos más especiales de este viaje, la misa celebrada en el templo Maipú, cuyos detalles contaremos la próxima semana junto al esplendoroso punto y final de los Coros y Danzas en el festival chileno.


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